jueves, 1 de octubre de 2009

MIEDO






El miedo me oprime pero la determinación es firme.
Tan pronto como lo siento, pienso que forma parte de mí, que no puedo negar o rechazar aquello que es mío.
Sólo se que actúo movido por la firmeza de saber que es el corazón y no la mente quien me da seguridad.
Siento que es la falta de confianza en mi fortaleza, la sensación y la duda de no poder soportar el dolor, lo que perturba mi paz.
Dejo que el malestar se manifieste y yo intento no juzgarlo, no negarlo, ya que forma parte del instinto de supervivencia,gracias al cual he podido llegar hasta aquí, y que negarlo es negarme a mí.
No importa tanto saber de dónde proceden estas emociones negativas como saber que existen.
El pensamiento crea el miedo para evitar la acción y producir una falsa seguridad, pagando el precio de no vivir.
El corazón atraviesa el mar del miedo meciéndose en sus ondulantes olas, impulsado por el viento del amor y al llegar a la orilla, siente que ha vivido.
El pensamiento se halla sentado a la orilla, pensando sobre cuánto le gustaría sentirse vivo y navegar en un mar de amor y seguridad, consumiendo así sus ganas de vivir y llegando ante la muerte, ya sin vida.

EL AMOR NO ES EL FIN, ES EL MEDIO Y EL FIN A LA VEZ.

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